Por definición, "espacio público" es una terminología que aborda la noción de propiedad de la tierra, lo que sugiere que no pertenece a nadie en particular, sino al estado mismo y, por lo tanto, a todos y cada uno de nosotros. Esto significa que el mantenimiento de estos espacios es una obligación que recae en las administraciones públicas, ya sea a nivel municipal, estatal o federal. Los espacios públicos abiertos, gratuitos y accesibles encuentran su relevancia no solo en sus definiciones legales, sino principalmente cuando toman un papel activo hacia el cambio.
Los espacios públicos son lugares de protestas y manifestaciones, herramientas poderosas para la expresión social y la transformación política. Desde la marcha en Washington por mejores oportunidades y libertad de expresión en 1963, pasando por la Primavera Árabe en 2010 hasta la última ola mundial de manifestaciones en defensa de la vida y contra todas las formas de discriminación racial, históricamente, los espacios públicos han funcionado como una herramienta importante de transformación social En momentos como este, aunque todavía tenemos que "salir a la calle" para luchar por nuestros derechos, hacernos oír y ser vistos, los espacios públicos finalmente están de vuelta en el centro de atención, arrojando una nueva luz sobre su importante papel en la construcción de identidad colectiva y como herramienta de expresión social.
Sin limitarse a su definición, los espacios públicos siempre se han considerado como un lugar de intercambio, desde los ágoras griegos y los foros romanos, donde los hombres se reunían a debatir y a difundir sus ideas. De hecho, el concepto mismo de espacio público nace de la necesidad humana inherente de conectarse con los demás. Es un lugar de encuentro por excelencia y eso traduce espacialmente la forma en que nos relacionamos con el mundo y con otras personas. Nos recuerdan que somos parte de un esfuerzo colectivo, nos proporcionan un sentido de pertenencia...de que existimos.
El espacio público es una forma de democracia. Representa nuestro derecho a ir y venir, nuestra libertad de expresión y, lo que es más importante, es nuestro primer contacto con lo que llamamos la ciudad. Los espacios públicos no son simplemente reflejos del tejido urbano, son un retrato de las influencias culturales, económicas y políticas que construyen nuestra sociedad y, por lo tanto, nos permiten estar en contacto constante con la diversidad.
En general, estos espacios reflejan la esencia de las personas que lo habitan. Las ciudades prestan sus calles y plazas para acomodar a cientos y miles de personas. Los espacios públicos están cambiando, se transforman, se adaptan, evolucionan con el tiempo. Pueden tomar la forma de calles, esquinas, intersecciones, avenidas, parques y plazas, así como aceras, espacios indefinidos y un desbordamiento de espacios privados en el dominio público.
Como representación espacial de quiénes somos tanto individual como colectivamente, los espacios públicos tienen un valor simbólico. La escala, los límites, los ejes visuales y las proporciones juegan un papel determinante en el resultado final de estas áreas. Sus características son capaces de despertar en nosotros las más variadas emociones y sensaciones, como si el tiempo se detuviera, reviviendo recuerdos y memorias del pasado mientras nos permite soñar con el futuro, haciéndonos sentir bien o incluso temer algo que ni siquiera sabemos cómo traducir en palabras. Lugares en donde se forja la memoria y la identidad de una comunidad.
En este universo de posibilidades, una verdad sigue siendo innegable: los espacios públicos son lugares de expresión, protesta y manifestación. Aunque algunos son más apropiados que otros, también debido a una serie de variables diferentes, todos los espacios públicos son capaces de inspirar el compromiso social. Incluso los lugares silvestres o asépticos mal planificados pueden convertirse en espacios de expresión, contra ellos mismos o contra lo que representan: gobiernos corruptos, regímenes autoritarios y sistemas opresivos. A menudo, los sitios de protesta, se transforman en lugares de resistencia, donde surgen revoluciones y levantamientos sociales. De hecho, en un artículo publicado en The Conversation, Majdi Faleh afirma que “la plaza pública no debe entenderse como una propiedad de la ciudad o un jardín estatal. Los espacios públicos deben ser lugares que ofrezcan a los ciudadanos la oportunidad de participar en debates políticos y sociales ".
A continuación, enumeramos una serie de espacios públicos que se han usado para la expresión social en todo el mundo.
La primavera árabe recupera el espacio público
"Al igual que el ágora, la mezquita proporcionó el espacio en la ciudad donde la población masculina y adulta ejercía sus derechos políticos", explica Nasser Rabbat en su estudio titulado "The Arab Revolution Takes Back the Public Space." De hecho, los espacios públicos y las plazas eran elementos prácticamente desconocidos para una buena parte de la población árabe hasta hace poco. Estas estructuras urbanas solo se introdujeron a fines del siglo XIX, principalmente como resultado de maniobras colonialistas destinadas al control de la población y las maniobras militares. De esta manera, estos espacios no tuvieron ningún significado cívico hasta que se convirtieron en el escenario de las revoluciones que condujeron a la independencia de estos países. "De hecho, plazas como la Plaza Tahrir en El Cairo (luego renombrada Plaza de la liberación), la Plaza Taghyir en Sana'a y Sahat al-Sa'a (Plaza del Reloj, renombrada Plaza de la Libertad) en Homs, en el oeste de Siria, han sido escenarios de revoluciones populares, adquiriendo significados de identidad, lucha, libertad y sufrimiento al mismo tiempo", dijo Rabbat.
Para los regímenes autoritarios y opresivos, los espacios públicos representan una amenaza para el mantenimiento de sus privilegios de color, género y clase. Dichos espacios actúan como catalizadores de movimientos de resistencia y oposición y por esta razón, muchas veces, terminan siendo ocupados, cerrados e incluso prohibidos con el propósito de silenciar a las personas. En Egipto, la plaza Tahrir fue el símbolo principal de un régimen absolutista y opresivo hasta que se convirtió en escenario de revueltas y protestas; y Avenida Habib Bourguiba en Túnez, que, como señaló Josh Sanburn en un artículo publicado por Time, fue un símbolo de "represión, control y prohibiciones" durante más de 23 años de dictadura hasta la última Revolución Tunecina del 2011. De manera similar, la Rotonda de la Perla en Bahrein y la Plaza Verde en Trípoli también se han convertido en espacios para protestas y manifestaciones.
Beirut recupera sus calles
Líbano es uno de los países que más necesita espacios para la expresión social. Según datos de ON-Habitat, los espacios públicos representan solo el 0.5% de Beirut, la ciudad más grande y la capital de Líbano. Algo que afortunadamente comenzó a cambiar desde el 17 de octubre de 2019, con el pueblo libanés ocupando las calles y reclamando sus derechos de voz y libertad de expresión. Desde entonces, miles de personas han estado ocupando calles y avenidas, plazas y estacionamientos, creando sus propias zonas de resistencia y abriéndose paso a través de una red de espacios hasta ahora casi completamente privatizados.
Los espacios públicos y semipúblicos fortalecen el movimiento Black Lives Matter
Durante las protestas de Black Lives Matter, Central Park y Times Square en Nueva York, el National Mall en Washington, Union Park en Chicago y las calles de Filadelfia, San Francisco, Seattle y Los Ángeles fueron tomadas por millones de estadounidenses en contra del racismo estructural e institucionalizado en el país después del asesinato de George Floyd el 25 de mayo, convirtiéndose en los epicentros de una revolución que recién comienza. Además de los espacios públicos, una iniciativa llamada #OPENYOURLOBBY está pidiendo a los museos y galerías de las ciudades estadounidenses que también abran sus puertas para dar voz a una población cada vez más insatisfecha, dando la bienvenida a los manifestantes de todo el país.
Espacios públicos de resistencia en el continente europeo
La Plaza Roja de Moscú tiene un pasado marcado por revoluciones y manifestaciones, como la protesta de 1968 contra la invasión soviética de Checoslovaquia. En 2011, Puerta del Sol, en Madrid, fue sede del Movimiento 15-M y, en 2014, la Plaza de la Independencia de Kiev cedió su espacio para la Revolución Ucraniana llamada Euromaiden. Otros espacios de protesta en el continente europeo incluyen la Plaza Rose-Luxemburgo y Alexanderplatz en Berlín, la Plaza del Duomo en Milán, la Avenida Academhar Sakharov y la Plaza Pushkin en Moscú, la Plaza de los Héroes de Budapest y en París, la Place de la Republique y Praça da Bastilha, ambos actuando como epicentros del Movimiento de los Chalecos Amarillos de 2018.
Más espacios para manifestaciones en todo el mundo
- Santiago, Chile: Plaza Italia
- São Paulo, Brasil: Plaza bajo el MASP - Museo de Arte de São Paulo, Largo da Batata y Avenida Paulista
- Rio de Janeiro, Brasil: Cinelandia
- Brasília, Brasil: Eixo Monumental, Praça dos Três Poderes, ambos diseñados como espacios para manifestaciones
- Buenos Aires, Argentina: Plaza del Congreso
- Caracas, Venezuela: Plaza Venezuela
- Ciudad de México, México: Zócalo, Paseo de la Reforma, Plaza de la República
- Kenia: Parque Uhuru, Nairobi
- Etiopía: Plaza Meskel, Addis Abeba
- Gambia: intersección de Westfield, intersección de semáforo
- Nueva Delhi, India: National War memorial junto a la puerta de la India
- Teherán, Irán: Plaza Azadi
- Estambul, Turquía: Plaza Taksim
- Toronto, Canadá: Ayuntamiento